La protección del patrimonio se erige como un deber ineludible para salvar las huellas de nuestro pasado, las expresiones únicas de nuestra cultura y la diversidad que enriquece nuestra identidad colectiva. Este compromiso implica no solo la conservación física de monumentos, sitios históricos y artefactos, sino también la preservación de tradiciones, conocimientos y prácticas que han perdurado a lo largo del tiempo.
Se debe generar la colaboración entre comunidades, gobiernos y organismos para generar una herramienta clave para garantizar la conservación sostenible de nuestro legado, contribuyendo así a la construcción de un futuro enriquecido por la conexión con nuestras raíces históricas y culturales.
Jaime Arnache
Fotógrafo Documental
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